En los años setenta en América Latina existieron diferentes proyectos políticos, que cuestionaron el orden establecido. Dicho contexto se materializa en Chile por la Unidad ̈Popular, encabezado por el político socialista Salvador Allende. Uno de los frentes de combate durante el principal proceso revolucionario de nuestro país es el área cultural, teniendo como una de sus grandes expresiones, la Editora Nacional Quimantú.
La editorial se crea después de la venta por parte de la editorial Zig Zag al Estado de Chile, donde este se propone democratizar el acceso al libro y lograr aumentar la cantidad de lectura en el país. Así, la editorial Quimantú logró la distribución de más de once millones de libros y un tiraje en la colección Nosotros los chilenos de 50.000 libros de forma quincenal. La editorial continuó hasta el golpe de Estado perpetrado por las Fuerzas Armadas al mando de la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet, terminando el proyecto editorial.
La dictadura de carácter cívico-militar le cambió el nombre a Editora Nacional Gabriela Mistral y divulgó publicaciones que defendieron y justificaron el golpe, atacando al socialismo y al gobierno de la Unidad Popular. Durante estos años, los libros Quimantú fueron perseguidos y quemados, sin embargo, el tiraje fue tal, que cincuenta años después, aún se pueden encontrar en librerías antiguas y familias que decidieron preservar estos libros.
La relevancia actual de recordar a la editorial Quimantú, recae en cultivar la memoria como pueblo ante una de las mayores ambiciones en política cultural en la historia de Chile. Donde el objeto-libro es observado como un derecho y no como un bien de consumo, donde importaba su máxima distribución y no su lucro.